Alerta Amarilla !
Cuando éramos niños andábamos con las botas que mi madre compraba , todos los hermanos las mismas botas del mismo color. La lluvia no asustaba a nadie, era mas divertido ir a la escuela porque algún compañero siempre faltaba por enfermedad u otra cosa y las clases eran con menos alumnos. La maestra te podía prestar atención mejor y aprender mejor. Hace poco un profesor me recordó el artículo que rige actualmente para secundaria donde si hay Alerta Amarilla, no se le pone la falta al alumno. Y no puedo dejar de pensar en como la «pedagogía permisiva» se cuela en la formación de nuestros directivos, le gana a la » pedagogías de la exigencia».¿ Como van a llegar asi a 4o del liceo? LA pedagogía permisiva es pedirle poco al alumno, pecar de “ exigir poco”, no es no tomar en cuenta los condicionamientos del alumno, como puede ser, padres separados, padres adictos, ausencia de padres, depresión en la familia, TDAH, o lo que sea. La pedagogía permisiva es la que habilita el “ pobrecito”, “lo que pasa es que su papa esa preso”, o “ pobrecito lo que pasa es que sus padres se separaron”. Y puedo poner ejemplos mas duros, o distintos, porque no se puede medir el dolor. Los docentes y colegas que trabajan en diversos centros educativos de diversos contextos, saben muy bien que hay alumnos que “tienen todo “ (material) y sin embargo no cumplen con las tareas que se espera de ellos y también tienen alumnos con historias tristes, como un papa que está transitando un cáncer y debe realizarse la quimioterapia, pero aun asi, acompaña a su hijo en las tareas escolares y liceales. No condenemos a los jóvenes. La historia te condiciona pero no te determina. Ningún joven estará condenado mientras encuentre un profe entusiasta y un centro educativo que lo prepare para insertarse en la sociedad.Es la base de al resiliencia, lo que cada alumno haga con su historia hablará de el. Puede tener a su papá preso y a pesar de eso o gracias a eso no querer repetir su historia y estudiar y esforzarse. Es clave que los docentes tengan esta visión esperanzadora de la educación y no la visión fatalista de que “ no se puede hacer nada ahora”. No se puede educar no vivir sin esperanza.